lunes, 15 de septiembre de 2008

Inadaptación (y 3)

Pues sí, como ya acertó ignatus y os habréis imaginado la mayoría, la película a la que hacíamos referencia es El cazador. Y aunque las primeras pistas que dimos parecían bastante claras de una de las secuencias más conocidas, quizás hubieran sido más clarificadoras todavía si en lugar de hablar de un grupo de hombres al borde de la borrachera hubiéramos hablado de un grupo de amigos. Más aún que si hubiéramos hablado de la caza o del juego de la ruleta rusa. Porque si de algo trata esta película es de la amistad, de lo que significa, de lo importante y necesaria que puede llegar a ser en nuestras vidas y de lo que llegaríamos a hacer por ella, hasta ponernos una pistola en la sien sólo por recuperar al amigo perdido. Pese al juego que puede dar este tema no ha sido muy tratado en el cine. Aunque con excepciones como la que representa esta película nos podemos considerar satisfechos.

Pero al margen de cuestiones como ese canto a la amistad como temática o las características artísticas (soberbias interpretaciones de Robert de Niro y Christopher Walken, por cierto) de las que habría tanto que hablar, en lo que nos gustaría centrarnos es en el sentido que hemos querido dar a esta serie de entradas, la inadaptación del individuo a una sociedad que incluso pese a que una vez fue la suya, ya no reconoce. Ni a la sociedad ni a sí mismo en ella. Y, como consecuencia de ello, el surgimiento y el crecimiento de una sensación de soledad y vacío interior que, a veces, es difícil de sobrellevar.

En el caso que nos ocupa, Michael, el personaje interpretado por Robert de Niro, regresa al hogar después de haber servido en la guerra de Vietnam junto a dos amigos. Vuelve a casa sólo, habiendo perdido la pista de estos. Pero vuelve a encontrarse con el resto de aquellos amigos con los que ha crecido, ha trabajado y ha compartido tantos momentos de diversión, entre los que destacan las jornadas de caza a la que tan aficionado es. Esa amistad y esa unión que hay entre la cuadrilla de amigos es la protagonista del primer vídeo que hemos seleccionado. Pero al mismo tiempo esa última juerga que se corren antes de irse a Vietnam es el principio de una nueva etapa en la vida de cada uno. Mientras uno de ellos toca en la pianola la sublime y melancólica Cavatina, en esas miradas que se les dibuja en el rostro parece verse la incertidumbre ante lo que les deparará el futuro. Tres de ellos van a pasar una temporada fuera y en una situación tan difícil y que marca tanto como una guerra. ¿Seguirán siendo las cosas a partir de su regreso como lo han sido siempre? Es más, ¿regresarán? ¿De qué manera influirá en sus vidas lo que suceda, sea lo que sea eso que suceda, tanto para los que van como para los que se quedan?

Pero todo lo anterior no es más que el contexto necesario para entender lo que sucede en el segundo vídeo. Tras una experiencia traumática mientras se encontraba prisionero del Vietcong, Michael regresa a casa donde le espera una fiesta de bienvenida que le han preparado sus amigos. Sin embargo, rechaza el reencuentro e indica al taxista que pase de largo, prefiriendo pasar esa noche en un motel. El cine no es muy dado a los monólogos,a diferencia del teatro, pero aquí, en el momento en el que Michael empieza a dar vueltas por la habitación intentando poner en orden sus ideas, hubiera venido que ni pintado para entender qué es lo que le pasa por la cabeza. Es posible que ya no sienta ser el mismo que antes de su marcha, tal vez una parte de él ha quedado en Vietnam, tal vez otra parte esté con su amigo Nick y la siente perdida por no saber su paradero... Pero lo que es seguro es que hay algo que ha cambiado y piensa que le va a costar adaptarse a la nueva situación. Tanto que, al creer que no lo va a conseguir, prefiere volver al infierno de donde salió para recuperar, al menos, una parte de la vida que ha perdido.

Ni que decir tiene que desde esta taberna recomendamos esta película a quienes no la hayan visto todavía. Y especialmente a quienes por unas o por otras razones en algún momento han sentido esa inadaptación de la que estamos hablando estos días. A ellos van dedicadas estas entradas. Que por mucho que se puedan torcer las cosas y aunque a veces pensemos que nos encontramos sólos, es posible que siempre haya alguien que se preocupe de nosotros y que nos envíe un poema o una canción que nos haga verlas de una manera más optimista, que nos llame aun cuando no tenga nada que contarnos o que nos acompañe quedándose con nosotros incluso cuando no tengamos ganas de hablar, entendiendo el momento y apoyándonos desde el silencio.




1 comentario:

Al Neri dijo...

Un análisis muy interesante de esta genial peli a la que no le falta de nada. Es una película de las mejores que he visto, capaz de ponerme la carne de gallina y donde aparecen muchos valores y sentimientos.

La inadaptación al regreso fue una sensación habitual de los excombatientes y tuvo muchas consecuencias en la sociedad de EE.UU.