martes, 16 de septiembre de 2008

La telaraña de la caverna (1)

Hay un sector político, mediático y social que no está contento con las legislaturas que nos está haciendo padecer el actual presidente del gobierno. Motivos no le faltan, cierto. Pero resulta curioso que entre los argumentos que reúne para construir el discurso que convenza al electorado de la necesidad de sacarle de la Moncloa se les cuele uno que de tan obsesivo, empieza a ser enfermizo. Y que, además, es muy revelador de las verdaderas intenciones que le mueve y de la idea geoestratégica que defiende, la forma en que tiene que organizarse el mundo, las relaciones entre países, así como el modelo político que debe prevalecer. En una palabra, nos dice mucho de la idea de sistema que entiende se tiene que implantar.

Resulta que en su afán de construir un discurso que pueda acabar con ZP nos dicen que hemos pasado de formar parte del grupo de los poderosos a ir de la mano de una serie de líderes políticos que, según parece, no merecen nuestro trato. No parece que pueda cuestionarse la legitimidad con la que cuentan para serlo, al menos si seguimos los mismos criterios en los que se basan cuando lo que toca es hablar de la forma en la que otros que sí cuentan con su confianza han llegado al poder. El problema parece venir de lo incómodos que resultan para el establecimiento de su sistema en los países en los que estos líderes gobiernan. Y además por las dificultades en las que podrían poner a la estabilidad del sistema en el resto de países al tener la posibilidad de controlar una parte de los hidrocarburos, petróleo especialmente, que se ven obligados a consumir para que el sistema pueda seguir funcionando. Nos estamos refiriendo, lógicamente, a los presidentes de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, a los que se podría unir el de Ecuador y, con su "una de cal y otra de arena", algún otro como los de Brasil y Argentina. El caso de los tres primeros son los que disparan las alarmas de ese sector al que, tal vez, ¿por qué no?, motivos tenemos... podemos empezar a denominar la caverna.



Que el presidente ZP o el ministro de Asuntos Exteriores Moratinos se reúnan con alguien como Chávez es una muestra clara de la deriva en política internacional en la que según la caverna estamos inmersos. Pero como el valor no es uno de los motores que la mueven, no se atreve a pedir medidas concretas. Si realmente, como denuncia constantemente, estamos siendo agredidos como nación y nuestros intereses están siendo puestos en riesgo, ¿no sería lógico exigir la llamada a consultas de nuestros embajadores en estos países al mismo tiempo que se llevaría el caso a los organismos internacionales para que se dirimiera la cuestión y tratar de resolver el problema? ¿Por qué no se intenta seguir el camino que parece marcar el sentido común? Sencillamente porque no hay caso alguno que llevar a ningún sitio, ni se puede exigir que nadie repare algo que no ha roto. Y ahí está la gran telaraña en la que la caverna quiere que el electorado quede entrampado.

No hay motivos para alarmar a la población con fantasmas más propios de la realidad que se vivió en la Europa del Este en el momento en el que la URSS se desmoronaba. Chávez no va a ser el responsable de que los supermercados queden vacíos, si es que algún día sucede. Pero tampoco lo es en la actualidad de que suba el EURIBOR y, con él, las hipotecas, ni de que aumenten los niveles de inseguridad ciudadana, ni de que nuestros jóvenes lleguen a la universidad con la formación de un niño de Primaria, ni de que las cifras de desempleo empiecen a acercarse a aquellas que tuvimos con aquel otro gobierno socialdemócrata presidido por el nunca suficientemente recordado Felipe González... Y, por supuesto, tampoco es el responsable de esta crisis en la que unos y otros nos han metido. ¿Qué es lo que sucede, pues? No se trata de una cortina de humo con la que no podamos ver las verdaderas raíces de los problemas con los que nos encontramos, sino, más bien, del uso y abuso de un recurso que, de puro simple, resulta hasta infantil... y ridículo. Si consigo convencer al españolito de infantería que no hay más solución que la que yo le ofrezco y que las alternativas sólo van a traer dificultades, crisis, censura, represión, falta de libertades... y hasta una hidra que se comerá a nuestros niños si nos descuidamos, y si, además, el gobierno al que intento hacer oposición tiene trato con esas alternativas, conseguiré convencerle de que empiece a preocuparse puesto que el contagio ya se ha producido. Como la lepra... Y, por supuesto, el único antídoto en el que puede confiar está representado por mi programa. Puro marketing político.

Triste... muy triste es que se quiera engañar de una manera tan burda a aquel del que se depende y del que hay que ganar su confianza. Porque lo cierto es que esa telaraña está tejida a partir de una gran mentira que, en la próxima entrada, trataremos de desmontar.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Inadaptación (y 3)

Pues sí, como ya acertó ignatus y os habréis imaginado la mayoría, la película a la que hacíamos referencia es El cazador. Y aunque las primeras pistas que dimos parecían bastante claras de una de las secuencias más conocidas, quizás hubieran sido más clarificadoras todavía si en lugar de hablar de un grupo de hombres al borde de la borrachera hubiéramos hablado de un grupo de amigos. Más aún que si hubiéramos hablado de la caza o del juego de la ruleta rusa. Porque si de algo trata esta película es de la amistad, de lo que significa, de lo importante y necesaria que puede llegar a ser en nuestras vidas y de lo que llegaríamos a hacer por ella, hasta ponernos una pistola en la sien sólo por recuperar al amigo perdido. Pese al juego que puede dar este tema no ha sido muy tratado en el cine. Aunque con excepciones como la que representa esta película nos podemos considerar satisfechos.

Pero al margen de cuestiones como ese canto a la amistad como temática o las características artísticas (soberbias interpretaciones de Robert de Niro y Christopher Walken, por cierto) de las que habría tanto que hablar, en lo que nos gustaría centrarnos es en el sentido que hemos querido dar a esta serie de entradas, la inadaptación del individuo a una sociedad que incluso pese a que una vez fue la suya, ya no reconoce. Ni a la sociedad ni a sí mismo en ella. Y, como consecuencia de ello, el surgimiento y el crecimiento de una sensación de soledad y vacío interior que, a veces, es difícil de sobrellevar.

En el caso que nos ocupa, Michael, el personaje interpretado por Robert de Niro, regresa al hogar después de haber servido en la guerra de Vietnam junto a dos amigos. Vuelve a casa sólo, habiendo perdido la pista de estos. Pero vuelve a encontrarse con el resto de aquellos amigos con los que ha crecido, ha trabajado y ha compartido tantos momentos de diversión, entre los que destacan las jornadas de caza a la que tan aficionado es. Esa amistad y esa unión que hay entre la cuadrilla de amigos es la protagonista del primer vídeo que hemos seleccionado. Pero al mismo tiempo esa última juerga que se corren antes de irse a Vietnam es el principio de una nueva etapa en la vida de cada uno. Mientras uno de ellos toca en la pianola la sublime y melancólica Cavatina, en esas miradas que se les dibuja en el rostro parece verse la incertidumbre ante lo que les deparará el futuro. Tres de ellos van a pasar una temporada fuera y en una situación tan difícil y que marca tanto como una guerra. ¿Seguirán siendo las cosas a partir de su regreso como lo han sido siempre? Es más, ¿regresarán? ¿De qué manera influirá en sus vidas lo que suceda, sea lo que sea eso que suceda, tanto para los que van como para los que se quedan?

Pero todo lo anterior no es más que el contexto necesario para entender lo que sucede en el segundo vídeo. Tras una experiencia traumática mientras se encontraba prisionero del Vietcong, Michael regresa a casa donde le espera una fiesta de bienvenida que le han preparado sus amigos. Sin embargo, rechaza el reencuentro e indica al taxista que pase de largo, prefiriendo pasar esa noche en un motel. El cine no es muy dado a los monólogos,a diferencia del teatro, pero aquí, en el momento en el que Michael empieza a dar vueltas por la habitación intentando poner en orden sus ideas, hubiera venido que ni pintado para entender qué es lo que le pasa por la cabeza. Es posible que ya no sienta ser el mismo que antes de su marcha, tal vez una parte de él ha quedado en Vietnam, tal vez otra parte esté con su amigo Nick y la siente perdida por no saber su paradero... Pero lo que es seguro es que hay algo que ha cambiado y piensa que le va a costar adaptarse a la nueva situación. Tanto que, al creer que no lo va a conseguir, prefiere volver al infierno de donde salió para recuperar, al menos, una parte de la vida que ha perdido.

Ni que decir tiene que desde esta taberna recomendamos esta película a quienes no la hayan visto todavía. Y especialmente a quienes por unas o por otras razones en algún momento han sentido esa inadaptación de la que estamos hablando estos días. A ellos van dedicadas estas entradas. Que por mucho que se puedan torcer las cosas y aunque a veces pensemos que nos encontramos sólos, es posible que siempre haya alguien que se preocupe de nosotros y que nos envíe un poema o una canción que nos haga verlas de una manera más optimista, que nos llame aun cuando no tenga nada que contarnos o que nos acompañe quedándose con nosotros incluso cuando no tengamos ganas de hablar, entendiendo el momento y apoyándonos desde el silencio.




jueves, 11 de septiembre de 2008

Inadaptación (2)

Continuamos la serie dedicada a la sensación de inadaptación con este poema de Luis Cernuda. Forma parte del libro que publicó en 1931, uno de los más representativos de su etapa surrealista y que lleva por título Los placeres prohibidos. Elocuente nombre el que encontró para hablar de aquellos (gracias ignatus, a esta ronda estás invitado) aquellas sensaciones que experimentaba y que en su época no estaban bien vistas, la homosexualidad en su caso. No vamos a entrar en un tema como ese ahora, daría para unas cuantas entradas ya que seguramente lo que dijéramos aquí no se ajustaría a lo que el discurso bienpensante actual ha establecido. Lo que nos gustaría es dejar el fondo de la cuestión para otro momento y quedarnos con la forma con la que Cernuda describió la sensación de aislamiento, soledad e incomprensión que le producía una situación en concreto. Y aunque el contexto varíe, la sensación que se experimenta en otros casos en los que alguien no encuentra su sitio puede verse como la de un "naipe cuya baraja se ha perdido" y que se ve asistiendo al paso del mundo sin su propia participación.

Para unos vivir

Para unos vivir es pisos cristales con los pies desnudos; para
otros vivir es mirar el sol frente a frente.
La playa cuenta días y horas por cada niño que muere. Una
flor se abre, una torre se hunde.
Todo es igual. Tendí mi brazo; no llovía. Pisé cristales; no
había sol. Miré la luna; no había playa.
Qué más da. Tu destino es mirar las torres que levantan, las
flores que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe
cuya baraja se ha perdido.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Inadaptación (1)

Iniciamos con esta canción una serie de tres entradas que van a girar en torno a la sensación de inadaptación y de cómo se ha visto en algunos momentos en la música, la poesía y el cine. Quizás las sensaciones o los sentimientos no sean los temas sobre los que suelen girar la mayor parte de posts de las tantas bitácoras que se ven en el espacio internauta. Sin embargo nos ha parecido interesante hacerlo en esta ocasión con la intención de hacer un ejercicio reflexivo un poco general. Y es que aunque parezca difícil, en la era de las nuevas tecnologías con las consiguientes posibilidades que nos ofrecen para comunicarnos, en una época en la que parece que hemos perdido el miedo o el respeto de hablar de casi cualquier cosa, incluso aunque no tengamos los recursos suficientes para hacerlo, cuando parece que más fácil lo tenemos para desarrollar nuestra vida de una manera acorde a unos parámetros que nos dan y que supuestamente nos van a hacer felices... la inadaptación de algunas personas a esos parámetros y, por consiguiente, a la realidad que construyen se hace más patente que nunca. Es posible que alguna experiencia personal reciente me haya dejado un poco más receptivo, pero me llama mucho la atención que en la situación antes descrita se puedan ver a nuestro alrededor tantos casos de personas que son incapaces, incluso pese a hacer esfuerzos por conseguirlo, de adaptarse a unos parámetros y poder llevar una vida que siga unos cauces determinados. Y no lo consiguen muchas veces porque esos parámetros y esos cauces chocan frontalmente con una filosofía de vida en la que han sido educadas e intentan seguir como guía.

En esta ocasión la que traemos es una de las canciones del último disco de M-Clan, que tiene ya de por sí el sugerente título de Memorias de un espantapájaros y con el que parece que han puesto fin a las críticas que han tenido que soportar desde hace años por haber variado su estilo adecuándolo a criterios más comerciales. El tema en cuestión se llama Inmigrante y relata la incomprensión que siente quien un día descubre que el mundo en el que ha crecido ha cambiado y es incapaz de reconocer. Si el fenómeno de la emigración forzosa puede llegar a representar un drama para quien tiene que pasar por ello, el caso de quienes se ven inmigrantes en su propia tierra da una vuelta de tuerca más al problema. Sin la posibilidad de regresar a tu lugar de origen puesto que ya estás en él aunque no sea el mismo que conociste, la sensación que empieza a crecer dentro de uno es esa inadaptación a la que vamos a dedicar esta serie de entradas.

Y por último, me gustaría destacar la parte en la que de una manera metafórica describe la sensación que se tiene al comprobar que después de una vida en la que se ha ido pasando por tantos y tantos lugares en los que se ha ido dejando una parte de uno mismo, se termina dándose uno cuenta de que en realidad no pertenece a ninguno de esos sitios por los que ha pasado, que no ha llegado al lugar que le corresponde y que tiene que seguir su camino. Teniendo en cuenta además que posiblemente ya no es el mismo que al principio...

Como un camión de paja mal tapado
dejé mi alma por todos lados
se fue, se fue desmenuzando...

lunes, 8 de septiembre de 2008

Marchando una de lección democrática

Mira que sois malpensados algunos... Si es que... Con vosotros no se puede, hombre. Siempre intentando buscar los tres pies al gato para deslegitimar el sistema democrático que de una manera tan generosa nos hemos otorgado. O, como mínimo, para denunciar aquellas carencias en materia democrática que decís que padecemos. En una dictadura os quería ver yo, ¡hombre ya! De esas en las que los políticos se reparten el poder a dedo y en la que a continuación eligen a quienes van a formar el máximo órgano judicial.

¿Qué decís allí al fondo? ¿Que la renovación efectuada del CGPJ se ha conseguido gracias al pacto entre los partidos con mayor poder? Anda, anda... que no sabéis lo que decís. Escuchad, escuchad con atención a quienes de verdad saben de esto: el nuevo CGPJ es independiente. Oidlo bien, in-de-pen-dien-te.

Si es que... lo dicho, que con vosotros no se puede...

Los jueces califican de 'independiente' un nuevo CGPJ con un alto perfil político

domingo, 7 de septiembre de 2008

De vuelta

Mucho tiempo ha pasado desde que abrimos la taberna y muchas cosas han pasado también durante ese tiempo que nos han impedido mantenerla abierta con el movimiento que debe caracterizar a este tipo de lugares de encuentro. Sin embargo esperamos que a partir de ahora podamos hacerlo, no al nivel que nos gustaría puesto que las circunstancias todavía nos impiden hacerlo, pero al menos sí con la intensidad suficiente como para que quienes os paséis por aquí a tomar algo salgáis con el regusto refrescado, no sólo el físico sino también ese otro más inmaterial. Y para compensar esta falta de actividad tan prolongada traemos hoy dos poemas que seguro que levantan el ánimo de los parroquianos que puedan estar pasando por unas circunstancias difíciles. O, como mínimo, que les hagan pensar que aunque a veces el futuro se vea de un color demasiado oscuro, no hay lugar para la rendición ni motivo para pensar en el fracaso. Dios, la vida, la naturaleza, el destino o quien sea se encarga de compensar los malos momentos con otros que nos pueden hacer olvidarles. Y hasta que lleguen estos otros nuestro deber es el de seguir luchando. Porque la vida muchas veces se ha definido como un viaje o un camino pero esa idea no es del todo exacta, el camino es simplemente el marco. Y es por lo que hay que apurar un poco más la definición diciendo que en realidad la vida es la lucha constante y continua por dar un nuevo paso que siga a los que hemos dado hasta ahora.

ENVIO

A ti, fiel camarada, que padeces
el cerco del olvido atormentado,
a ti, que gimes sin oír al lado
aquella voz segura de otras veces:
te envío mi dolor.

Sí desfalleces
del acoso de todos y cansado,
tu afán ves como un verso malogrado:
bebamos juntos en las mismas heces,
en las mismas heces.

En tu propio solar quedaste fuera,
del orbe de tus sueños hacen criba.
Pero allí donde estés cree y espera
pero allí donde estés cree y espera.

El cielo es limpio y en sus bordes liba
claros vinos del alba primavera.
A ti, fiel camarada que padeces
el cerco del olvido atormentado:
el cielo es limpio, el cielo es limpio,
pon arriba tus ojos, siempre arriba.

Angel María Pascual


NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

viernes, 9 de febrero de 2007

A la primera invita la casa

A lo largo de toda su historia el hombre se ha venido relacionando con el entorno social comunicándose con el resto de personas. En principio se podría pensar que de la misma manera que ahora. El intercambio de ideas, de experiencias o de conocimientos han sido una constante desde el principio de los tiempos. Así que en ese sentido se podría decir que no ha variado la comunicación. Y así es en el fondo. Seguimos teniendo la necesidad de contactar con otras personas como seres sociales que somos. Sin embargo la forma en la que lo hacemos sí ha ido cambiando en función de la época en la que estuviéramos. Y de un tiempo a esta parte, apenas unos años, la velocidad a la que se están produciendo esos cambios es vertiginosa. Pero este es otro tema del que seguro ya tendremos la oportunidad de hablar detenidamente.

La idea que queremos transmitir en esta presentación es la de que en otras épocas el hombre, a falta de los medios con los que contamos hoy como las nuevas tecnologías, se comunicaba con sus semejantes de distinta forma pero con la misma intención a como lo hacemos hoy. Y que para ello se utilizaban espacios comunes como puntos de encuentro en los que se conversaba, se debatía e incluso se discutía. Ese es el caso por ejemplo de los cafés, los bares, los casinos... y las tabernas. De ahí el nombre que hemos querido dar a esta bitácora. Nos gustaría que se convirtiera en un espacio abierto a la conversación, a la información y al contraste de datos y pareceres. Y para ello aprovechamos una de las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Sin embargo, de ahí el nombre, nos gustaría que no perdiera las características de aquellos lugares de encuentro y las conversaciones y los debates que surjan se hicieran de una manera sosegada, intentando entender lo que dice la otra parte y alejándonos así de los problemas que padecen en muchas ocasiones las conversaciones hoy, que se llegan a convertir en auténticos gallineros, o como la velocidad que queremos imprimirlas, la inmediatez con la que queremos extraer conclusiones... Seguro que si todos ponemos un poco de nuestra parte conseguiremos enriquecernos mutuamente.

¡ BIENVENIDOS !